lunes, 10 de febrero de 2020

La selección de los habilitados nacionales

En mi entrada anterior El camino a la secretaría rural: una camino de rosas y espinas expliqué, para todos aquellos lectores que no conocen nuestro ámbito de actuación, las distintas figuras que conviven realizando las funciones reservadas a los habilitados de carácter nacional y el proceso a atravesar para poder convertirse en habilitado nacional. Centraré esta entrada precisamente en esta última parte, la relativa al proceso selectivo de los/las habilitados/as nacionales. 

Nuestro proceso selectivo: una carrera de obstáculos.

Precisamente en dicha entrada describí someramente, en qué consiste el proceso selectivo de los secretarios rurales (secretarios-interventores):

1ª. Desarrollo por escrito, en el plazo máximo de 90 minutos, de un tema de carácter general elegido por el aspirante de entre dos propuestos por el tribunal en relación con los temas contenidos en la parte general y especial del temario.

Este ejercicio debe ser leído en lectura pública ante el tribunal.

2ª. Exposición oral en sesión pública ante el tribunal, durante un máximo de 30 minutos, de tres temas extraídos al azar de entre los comprendidos en el programa, dos de la parte general y uno de la parte general.

A continuación el tribunal puede entablar un diálogo con el aspirante sobre los temas de la exposición oral.

3ª. Resolución por escrito de dos supuestos prácticos, uno de carácter jurídico y otro de carácter económico referentes a las funciones del puesto durante un máximo de 3 horas, relacionados con la parte general y especial del programa y consultando textos legales. 

4ª. Traducción directa e inversa sin diccionario de una lengua oficial en las comunidades autónomas o de un idioma extranjero (francés o inglés) en una hora. Esta prueba es voluntaria.

Todas las pruebas anteriores se realizan en Madrid. 

A estas pruebas les sigue un curso selectivo de 1.500 horas de duración organizado por el Instituto Nacional de Estadística (INAP) con clases, actividades, pruebas teóricas y prácticas.

El temario para estas pruebas cuenta con 92 temas en la parte general y con 52 temas en la parte especial. En total son 144 temas. 

Para las categorías de entrada de Secretaría e Intervención-Tesorería el proceso es parecido, si bien con mayor dificultad, pues en la segunda prueba se deben exponer oralmente cuatro temas extraídos al azar en un total de 40 minutos y en la tercera prueba los supuestos prácticos a resolver son únicamente referentes a funciones de Secretaría o de Intervención-Tesorería, pero con mayor especialización. Además, en estas categorías el número de temas se incrementa hasta los 96 temas de la parte general y los 56 temas de la parte especial. En total son 152 temas. 

Podéis encontrar más información sobre el proceso selectivo de estos cuerpos en los siguientes enlaces, correspondientes a las últimas convocatorias realizadas en el momento de la publicación de esta entrada:



Las pruebas selectivas

El hueso duro de roer del proceso para convertirse en habilitado nacional son, sin duda, las pruebas selectivas. Superar dichas pruebas requiere de una media de 2-3 años de preparación, dependiendo de si se está trabajando o dedicándose íntegramente al estudio, dedicando 5 o más horas diarias a la preparación de los exámenes, del refuerzo y orientación de una academia o un preparador personal y de mucha fuerza de voluntad y sacrificio, aparte de una solvencia económica para hacer frente a la compra de temarios, preparadores, viajes para realizar los exámenes, etc. 

Hay casos excepcionales de personas con una gran capacidad de estudio y/o de retención que pueden llegar a superar estas pruebas selectivas en un solo año (es decir, aprobarlas a la primera), pero son casos contados y en absoluto la norma general. También hay quien supera las pruebas después de más de 5 o 6 años de estudio e intentos infructuosos... por eso considero que 2-3 años de preparación es la media de tiempo invertida por los que finalmente lo consiguen. 

Este proceso selectivo tienen múltiples detractores por diversos motivos, entre otros:

- Por el carácter memorístico de algunas de las pruebas (principalmente de la segunda prueba, la exposición oral, que se realiza con un cronómetro cantando los temas frente a un tribunal).

El cerebro es como una maleta:
bien ordenadito, cabe todo. 

- Por el excesivo esfuerzo que requiere la preparación, que lo convierte en un cuerpo poco atractivo para los mejores expedientes universitarios, ya que después de pasarse 5-6 años sacándose la carrera o el grado (es necesario tener título de licenciatura o grado para poder acceder al puesto), deben seguir estudiando unos años más para superar la oposición,  mientras que en el sector privado el acceso es inmediato. 

- Por el centralismo derivado de la realización de todas las pruebas en Madrid, que obliga a los aspirantes del resto de España a desplazarse a la capital hasta en 5 ocasiones sólo durante las pruebas selectivas (en 6 ocasiones si se desea realizar la prueba voluntaria de idiomas). 

- Por la escasa validez de los conocimientos adquiridos en el proceso y la deficiente adaptación de los temarios al trabajo diario en los ayuntamientos donde los aspirantes terminarán trabajando. 

 - Por el elevado coste económico que comporta la superación de las pruebas (compra de libros, pago de preparadores, dinero para poder dedicarse a tiempo completo...), que suponen un filtro social y convierten estas oposiciones en algo "clasista", reservado para las élites. 

El argumentos sobre del carácter memorístico de las pruebas selectivas se ha acentuado en los últimos años, con motivo de la aplicación progresiva de la inteligencia artificial, que parece que sustituirá cada vez más y más empleos, se dice que incluso a los gabinetes jurídicos e interventores. No obstante, este argumento se ha esgrimido desde siempre a la hora de criticar las pruebas. 

Y yo personalmente no comparto esta crítica, ya que de mi experiencia conozco que el hecho de conocer y poder citar la normativa de memoria, supone que en el momento en que surge la duda sobre cómo actuar o cómo proceder ante un acontecimiento, la respuesta es inmediata o el tiempo invertido en la búsqueda de la solución es mucho menor. Y esto es posible, sobre todo, gracias a ese gran dominio de la normativa que sólo es posible conseguir a base de horas y horas de estudio. Porque si una cosa echamos de menos en nuestra realidad laboral los secretarios, interventores y tesoreros, esa es sin duda el tiempo para pensar y reflexionar. 

Respecto al argumento sobre el excesivo esfuerzo necesario para la preparación de las pruebas, este proceso selectivo como su propio nombre indica actúa seleccionando a los mejores aspirantes y dejando a un lado a aquellos menos válidos o con menor capacidad de esfuerzo y sacrificio. Y eso también es selección de la excelencia, pues aunque la gente más brillante no se decante por el sector público, la constancia también es una cualidad valiosa. Además, hay que considerar que el proceso selectivo puede ser duro, pero la vida profesional en ocasiones lo es mucho más. ¿No pensáis que debe ser más duro trabajar sufriendo una situación de acoso laboral? ¿No os parece más duro luchar contra las rutinas de trabajo consolidadas a través de los años para conseguir que se cumpla la normativa? ¿No os parece duro ponerse al mando en el que no ha habido un habilitado de carrera en décadas? En este aspecto, mi opinión es que la oposición puede ser dura, pero te prepara para las situaciones duras e incluso extremas a las que tendrás que hacer frente en tu vida laboral.

En cuanto al carácter centralista de las pruebas, por realizarse todas ellas en Madrid, pienso que el perjuicio que se origina a las personas de provincias frente a los aspirantes de la capital se compensa con el hecho de que existan uno o varios tribunales únicos que utilicen los mismos criterios de selección y valoren a los candidatos de forma equivalente. Esto, con tribunales en distintas comunidades autónomas no sería posible (¡y recordemos el desbarajuste que se produjo cuando se delegó en las comunidades autónomas la convocatoria de oposiciones a habilitados estatales, con temarios de lo más diverso!). 

En referencia a la escasa adaptación de los temarios a las labores diarias del futuro habilitado nacional, pienso que es adecuado aprender cómo debe ser el funcionamiento ideal o teórico de un ayuntamiento, aunque después en la práctica se presenten mil y una eventualidades divergentes con la normativa. Para el choque con la realidad siempre hay tiempo, y además para conocer la realidad del mundo local ya está pensada la segunda parte de la selección, el curso selectivo. Y aunque hay personas que critican el hecho de que para aprobar deban adquirirse conocimientos que difícilmente tienen aplicación al minifundismo local (por ejemplo, las operaciones de cobertura de riesgos financieros como el tipo de interés: cap, floor, forward... para acabar trabajando de secretario-interventor en un pueblo de 500 habitantes), el principio del derecho qui potest plus, potest minus (quien puede lo más, puede lo menos) sirve para apoyar la complejidad frente a la simplicidad. No olvidemos que muchos secretarios-interventores acabarán trabajando en puestos de entrada o incluso de superior por el hecho de no haber suficientes funcionarios de carrera de dichos niveles para ocuparlos. 

Por último, respecto al carácter clasista de estas oposiciones, por su elevado coste económico que actúa como filtro social, aclaro que yo preparé las oposiciones mientras trabajaba. Es muy duro conseguirlo de esta manera, pero es posible. Y en mi promoción había muchos aprobados que venían de una situación similar. 

Trabajar, opositar y morir al mismo tiempo... ¡es posible!

La alternativa a esta forma de actuar, sería que se pusieran en marcha becas para opositores, de manera que gente proveniente de todas las clases sociales pudieran acceder a estos puestos de trabajo. Ya lo hacen algunas academias como CEF (Descuentos de excelencia 2019-2020) o ADAMS (390 becas de ADAMS para preparar oposiciones (curso 2019/2020)) e incluso algunas administraciones públicas han creado líneas de becas para intentar atraer el talento hacia sus puestos de trabajo. El caso más conocido de concesión de becas a opositores por la administración es el de la Generalitat Valenciana, que en 2019 creó unas ayudas para la preparación de oposiciones del grupo A de su administración. No obstante, debido a la dificultad de justificar el aprovechamiento de dichas becas y al rechazo social que generó dicha convocatoria (El TSJ busca 'damnificados' por las becas de la Generalitat para opositar a funcionario36 opositores no pueden justificar que tienen un preparador y pierden la beca de la Generalitat), no parece que será el modelo a seguir en futuros ejercicios. 


El curso selectivo

Si las pruebas selectivas son la parte más hardcore del proceso, el curso selectivo organizado por el INAP siempre ha sido mucho más llevadero. En mi promoción, los profesores que impartían el curso iniciaban sus ponencias felicitándonos a los alumnos por haber llegado hasta allí, tranquilizándonos con la aclaración de que la parte de selección había acabado e invitándonos a socializar y a tejer redes entre nosotros para poder recurrir a ellas en momentos de necesidad futuros.

Fue un curso de 500 horas, unos cuatro meses de clases por la mañana (de 8 a 14 o 14:30) y algunas tardes sueltas, en el que profesionales de distintos ayuntamientos de toda España pasaron por el aula impartiendo sus conocimientos y su manera de trabajar. También incluyó la realización de distintos ejercicios, actividades en grupo y una fase final de prácticas en un ayuntamiento de elección del alumno, preferiblemente del tamaño y población propias de la categoría de Secretaría-Intervención. 

En la convocatoria relativa a la Oferta de Empleo Público de 2017 cambió la cosa, y en vez de ser un curso de 500 horas pasó a tener 1.500 horas y una duración de unos 10 meses, como en las categorías de entrada. En dicho periodo los alumnos asistían a un ayuntamiento de su elección durante 3 semanas cada mes y la última semana iban a Madrid a algunas clases. Creo que con este nuevo formato, el INAP buscó atacar las críticas de que el proceso selectivo no garantizaba que los candidatos seleccionados supieran trabajar y gestionar el día a día de los consistorios. No he recibido opiniones de si se ha conseguido o no dicho objetivo. 

Tanto en un formato como en el otro, el curso selectivo siempre levanta muchas críticas. Unos dicen que es demasiado teórico, otros opinan que es tan avanzado que parece que está hecho pensando únicamente en los alumnos que anteriormente han trabajado como interinos, algunos que es demasiado largo, otros que lo único bueno del curso son las cervezas de las tardes...

Para mí, después del gran esfuerzo que me supuso sacar la oposición estudiando, trabajando y sacrificando muchas horas de dedicación a mi mismo, fueron unos meses fantásticos, en los que aprendí muchísimo, descansé también, conocí a mucha gente y me sentí muy privilegiado de que grandes profesionales me explicaran cómo gestionar el día a día del ayuntamiento. Fueron unos meses en los que me volví a sentir universitario otra vez. 

En un curso en el que se junta tanta gente que ha estado encerrada en sus casa durante los últimos 2-3 años prescindiendo de pasar tantos buenos ratos, joven en gran parte y con el futuro asegurado, es difícil que la alegría no se desborde y haya momentos de juerga e incluso se produzcan ciertos desfases. Pero esto también forma parte de ese ejercicio de tejer redes de contacto, de networking, de hacer equipos que en el futuro nos puedan servir de apoyo en la larga y a veces tortuosa vida del/de la habilitado/a. 

¿Alguien me puede explicar por qué mi banco de imágenes me
muestra esta imagen cuando busco "fiesta loca"?

Por todo lo anteriormente expuesto, considero que el sistema selectivo de los habilitados nacionales a pesar de ser mejorable, tiene más luces que sombras y garantiza la elección de gente válida, con capacidad de resistencia, esfuerzo y constancia. 

Y tú, ¿qué opinas del trance que te hizo/hace vivir?


¡Nos leemos!