sábado, 3 de agosto de 2019

Las vacaciones de verano y el arte de decir que no

En primer lugar debo disculparme con todos vosotros por el largo tiempo que llevo sin actualizar el blog, pero las vacaciones de verano son un momento ideal para desconectar de todo aquello relacionado con el trabajo y dedicar el escaso tiempo libre del que se dispone en el año laboral a otros asuntos más apetecibles o importantes, ¿o tal vez no?


El alcalde 24/7 y su tendencia explotadora: baila para mí

Que la anterior afirmación no es cierta es algo que piensan muchos ocupantes de Alcaldías que, por el hecho de verse depositarios de la confianza de todos sus vecinos y dedicarse a satisfacer sus expectativas y aspiraciones las 24 horas del día durante los 365 días del año, creen que los secretarios debemos someternos a la misma tortura y ser habitantes de su misma voluntaria prisión. 

Aquí un par de ejemplos de alcaldes voluntariosos que dedican a su notable función el 100% de su tiempo: Adn del alcalde: "24 horas abierto"Alcalde las 24 horas al día los 365 días del año. En algunos casos, incluso el tiempo a dedicarle a la Alcaldía es motivo de disputa y tensión: El alcalde de Aguilafuente (Segovia) no acepta ir «3 horas al día» al ayuntamiento como pide el Procurador del Común


Tobogán vital de la Alcaldía: 
¡fascinante, emocionante y adictivo!

Sea como sea, por exigencia vecinal o por vocación particular, son muchos los alcaldes que dedican orgullosos la totalidad de su tiempo a su función gubernativa. Y este hecho es aún más común en los pequeños municipios en los que los secretariuchos de tercera como yo desempeñamos nuestras funciones (dos de los tres primeros ejemplos que he encontrado haciendo una sencilla búsqueda en google son de municipios inferiores a mil habitantes). 

Tal vez por ello, y por ser los secretarios rurales imprescindibles para el logro de los objetivos y proyectos de sus alcaldes, hay muchos regidores que opinan que los secretarios-interventores debemos estar sometidos al mismo régimen de dedicación y disponibilidad que aplican ellos, y cuando llega el momento de coger las vacaciones o los días de asuntos propios exclaman: pero... ¡no puedes dejarnos así!, ¡con todo lo que tengo yo que hacer este mes! o ¡es que cobras mucho! Y esta reticencia a concederte lo que viene siendo el ejercicio de tus derechos básicos se repite cuando solicitas días por formación o incluso horas por compensación del tiempo dedicado a las sesiones plenarias.

Sorprendentemente, estos alcaldes son los mismos que ante el resto de trabajadores del ayuntamiento (y especialmente ante los trabajadores de las brigadas de construcción, limpieza o de los programas temporales de empleo) se muestran particularmente espléndidos, generosos, sindicalistas: les permiten disfrutar sus días de vacaciones sin reparo, promueven jornadas especiales reducidas durante la semana de fiestas locales y se comportan de forma laxa en lo referente a la supervisión del cumplimiento de los deberes por parte de los mismos (horarios, desempeño, resultados visibles, etc.). Pero claro, es que estos trabajadores "privilegiados" suelen ser sus mismos convecinos (sobre todo si para su selección se han aplicado las técnicas enumeradas en mi entrada El empleo público en los pequeños municipios: el oro de Moscú) y, por lo tanto, son sus votos los que andan en juego, mientras que tú no eres más que un/a forastero/a al que exprimir para sacarle todo su jugo.

En mi vida laboral he trabajado en municipios pequeños, en municipios minúsculos (agrupaciones de secretarías) y en municipios algo más grandes (secretarías de entrada y de categoría superior) y es en los municipios de menores dimensiones en donde más acusadamente he padecido este efecto de trabajador con derechos de segunda. 

Este hecho puede deberse a la mayor organización de los municipios de mayor tamaño, en los que suele establecerse un orden de sustitución de los secretarios, interventores y tesoreros a través de la delegación de firma (la socorrida figura del accidental), difícil de aplicar en los municipios más pequeños, en los que es difícil de encontrar un/a empleado/a público/a que quiera y esté capacitado/a para desempeñar las funciones accidentalmente

También puede deberse a que en los municipios pequeños y muy pequeños el resto de la plantilla tiene una peor formación, ha sido seleccionado de forma más irregular sin demostrar la necesaria capacidad o porque desempeñe un perfil más de tipo oficinista (coger teléfonos, atender al público, hacer fotocopias, hacer certificados de empadronamiento...), siendo por tanto más necesaria la figura de la Secretaría para poner un cierto orden en el caos y que las cosas fluyan adecuadamente. 

En lo único que no somos trabajadores de segunda, afortunadamente, es en el sueldo, y porque los mínimos los fija el Estado y no pueden ser modificados tan fácilmente, que si no...


El teléfono móvil, el correo electrónico y las redes sociales: atrapados en la red 


Si la vida del secretario rural ya no es lo suficientemente intensa durante el horario de trabajo y fuera de ella (¿alguien en su sano juicio cree que es posible desempeñar todas las funciones que nos encomienda la normativa, con tareas tan absorbentes como las plataformas del ministerio, la contabilidad o la redacción de los mil y un pliegos sin llevarse trabajo a casa?), la evolución de los tiempos cada vez pone más facilidades para que el tiempo de trabajo sea el que nuestros alcaldes desean para nosotros: 24 horas al día, 365 días al año. 



Duerme entre mis fauces, pequeño SIAL

Primero fue el teléfono fijo, que permitía plantear dudas y formular preguntas a una persona fuera de su lugar habitual de trabajo, aunque precisara que el interpelado se encontrara en casa para que la pregunta imperiosa pudiera ser resuelta. Después llegó el correo electrónico, que si bien permitía plantear cuestiones con  mayor extensión y detalle, incluso adjuntando documentos y enviando así materialmente el trabajo a distancia, seguía teniendo una capacidad invasiva pequeña, porque requería que el requerido abriera voluntariamente el correo electrónico, que se convertía así en una nueva caja de Pandora. Más adelante, el teléfono móvil fue aún más allá, haciéndonos localizables en todo momento a las acuciantes necesidades y dudas de nuestros compañeros y jefes de trabajo. Y ya, como combinación y perfeccionamiento de todas las anteriores apareció whatsapp, que permite interactividad inmediata rompiendo barreras espaciales, con gran nivel de detalle por ser escrito y con posibilidad de incorporar documentos y comprobar si la otra persona ha leído o no nuestras peticiones, teniendo por tanto un poder invasivo total. 


En esta transición, por el camino han quedado colgados nuestros derechos a la conciliación de la vida laboral, personal y familiar, nuestro derecho a la desconexión física y mental de nuestras rutinas laborales e incluso nuestro derecho a vaguear y no hacer nada (¡oh, pecado!). 


Porque ¿quién de nosotros no ha recibido mensajes de whatsapp de sus alcaldes en fin de semana, vacaciones, o incluso por las tardes/noches? ¿A quién no le han llamado por teléfono cuando estaba haciendo importantes tareas familiares como acompañar a su madre a una operación en el hospital, llevando a su hijo al dentista o asistiendo a una reunión con los maestros de sus hijos?


Imaginaos cual será el nivel que ha alcanzado este problema, que incluso el legislador ha puesto su atención en este tema, y ha recogido en la Ley Orgánica 3/2018, de Protección de Datos y garantía de los derechos digitales el derecho a la desconexión digital en el ámbito laboral (artículo 88) en los siguientes términos: 


"1. Los trabajadores y los empleados públicos tendrán derecho a la desconexión digital a fin de garantizar, fuera del tiempo de trabajo legal o convencionalmente establecido, el respeto de su tiempo de descanso, permisos y vacaciones, así como de su intimidad personal y familiar.


2. Las modalidades de ejercicio de este derecho atenderán a la naturaleza y objeto de la relación laboral, potenciarán el derecho a la conciliación de la actividad laboral y la vida personal y familiar y se sujetarán a lo establecido en la negociación colectiva o, en su defecto, a lo acordado entre la empresa y los representantes de los trabajadores.


3. El empleador, previa audiencia de los representantes de los trabajadores, elaborará una política interna dirigida a trabajadores, incluidos los que ocupen puestos directivos, en la que definirán las modalidades de ejercicio del derecho a la desconexión y las acciones de formación y de sensibilización del personal sobre un uso razonable de las herramientas tecnológicas que evite el riesgo de fatiga informática. En particular, se preservará el derecho a la desconexión digital en los supuestos de realización total o parcial del trabajo a distancia así como en el domicilio del empleado vinculado al uso con fines laborales de herramientas tecnológicas".


Pero en nuestro caso, si el empleador mencionado en el punto tercero es el alcalde, el mismo que tiene una tendencia explotadora hacia nosotros deseando tenernos a su disposición 24/7, difícil aplicación va a tener este derecho...



El secretario rural se mantiene firme: papi chulo

Ante esta política de acoso y derribo por parte de los alcaldes y concejales, mi recomendación es clara: no leas, no contestes. Sí, la solución está en no abrir conversaciones de whatsapp y no en no coger los teléfonos a los acosadores de nuestro tiempo libre. 


DON'T READ, DON'T ANSWER, 
now you know

Es importante mostrarse inflexible si queremos que nuestro mensaje sea entendido. La primera vez que no mires un mensaje de whatsapp o que no cojas una llamada, pensarán que no tienes el móvil cerca o que estás ocupado, la segunda vez puede que también, pero a la tercera vez te aseguro que captarán el mensaje. Y si acumulan 6 o 7 llamadas perdidas en el móvil durante todo un día o dejas los mensajes de whatsapp sin leer mientras le apareces como activo dentro de la aplicación, el mensaje es clarísimo.


Confieso que en el pasado yo también he cometido el error de leer y contestar mensajes de whatsapp y de coger llamadas telefónicas de alcaldes y concejales, y por experiencia sé que es un gran error. Se produce entonces el efecto Pringle: "cuando haces pop, ya no hay stop" y te pasas las vacaciones respondiendo mensajes, haciendo informes y tramitando modificaciones de crédito y haciendo cualquier otra cosa distinta a descansar y disfrutar las cosas buenas que tiene la vida.


Hay que hacer pedagogía entre nuestros gobernantes sobre la importancia del derecho a la desconexión digital, del disfrute pleno del descanso y de la existencia de vida más allá de las puertas del consistorio.


Otra cosa diferente es cuando los compañeros de trabajo te escriben mensajes de whatsapp, correos electrónicos o mails durante las vacaciones. Como trabajadores que también son, normalmente sólo recurren al comodín del/de la secretario/a cuando es completamente imprescindible y están ya desesperados. Yo en este caso suelo contestar, aunque también les transmito la importancia de recurrir a mí lo mínimo posible y únicamente para asuntos imprescindibles e inaplazables. De todas formas, en este caso, siempre te queda la opción de vengarte llamándoles tú también durante sus vacaciones... jejeje. 


En fin, os deseo a todos unas buenas vacaciones de descanso, desconexión digital y llenas de todas aquellas cosas buenas que nos brinda la vida. 


¡Nos leemos!



Los únicos acosadores de nuestro tiempo
libre permitidos este verano son estos

No hay comentarios:

Publicar un comentario